El amor sano es aquel que nos permite visualizarnos en un proyecto de vida que se sostiene y se mantiene en un andar juntos por los mismos objetivos.

 

El amor saludable, es aquel que no causa dolor, suena repetitivo, pero, el amor que es tóxico, es decir que lesionan la autoestima, que irrespeta, el amor que se burla y causa tristeza constantes y profundas heridas, no es amor es agresión y esto no tiene sentido. El amor que nos lleva a creer que algún día estaremos mejor, no es amor, es esperanza absurda, porque solo se puede esperar cuando los hechos sostienen y mantiene la fe en lo que vemos, vivimos y hacemos.

 

El amor que propicia vacíos en el corazón y en el alma, que nos congela en la inseguridad, la indiferencia y la ausencia detalles, no es amor, es una mala relación.

Pero, ¿en verdad el amor duele, lastima, genera sufrimiento? ¡Claro que no! Si duele no es amor. Duele la ruptura, la no correspondencia, la soledad, la deslealtad, la infidelidad, la humillación, el desplante, el insulto, el desacuerdo imposible de ser hablado, la incomprensión, el miedo a que se termine…, pero el amor no. El amor es otra cosa.

 

El amor genera sensaciones gratas derivadas del vínculo humano que estimula las endorfinas que generan sensaciones gratas.

Cuando amamos vibramos, gozamos, nos sentimos vivos, pues al amar establecemos una conexión que confirma nuestra existencia.